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viernes, 1 de abril de 2011

ALTERNATIVAS PARA NUESTROS AHORROS


Cuando voy a una tienda a comprar algo, no le digo al dependiente: “Mire Vd., tengo para gastarme 100 euros, ¿qué me recomienda Vd. que le compre?”. Voy con una idea más o menos preconcebida de comprar algo que me haga falta o simplemente que me guste. Primero veo qué hay, si me satisface, si me encaja el precio, etc. y luego, compro, o me voy a otra tienda a ver si encuentro lo que busco.

Por qué cuando he conseguido ahorrar un poco de dinero, voy al banco y le digo al comercial que me atiende: “Mire Vd., tengo ahorrados 20.000 euros (p.ej.) y vengo a que Vd. me los coloque donde crea más conveniente”. Estoy tentando al comercial a que me coloque lo que en ese momento más le convenga a él para mejorar sus objetivos y su retribución.  

Si quiero sacar rentabilidad a esos 20.000 euros que he ahorrado, ¿no parece más lógico que me entere de qué productos tiene ese banco que yo pueda comprar (sí comprar), si me gustan, si cubren mi necesidad, si entiendo lo qué son, etc.?. El comercial está ahí para enseñarme esos productos y aguantar todas las preguntas que yo lo quiera hacer, hasta que comprenda la oferta y encuentre algo que cuadre con mí necesidad. Y si no me gusta lo que me ofrece, pues me voy a otro banco y tan contentos. Si no me informo bien, probablemente no entenderé correctamente qué he hecho con mis ahorros.

Previamente tendré que tener claro, cuál es mi necesidad, cuándo voy a necesitar esos ahorros (en un año o en una semana, p.ej.), si soy un ahorrador conservador o me gusta arriesgar todo o parte de mis ahorros, qué conocimientos financieros tengo, etc.. Dependiendo de estas variables elegiré un producto u otro. 

Supongamos que soy el típico ahorrador conservador y que no voy a necesitar previsiblemente esos ahorros en un año. En esta circunstancia, a mi juicio, el producto que me sentará mejor, será el típico depósito a plazo de un año. Deberé informarme sobre el tipo de interés nominal y la periodicidad de abono de ese interés: mensual, trimestral, anual. Estos dos parámetros van a darme una TAE  (pulsar el enlace que lo explica) diferente según los casos.

Ojo con esas ofertas de depósitos a plazo condicionados a lo que sea. Si no entendemos los “condicionantes” que complican el producto, no contratarlos. Pueden ser unos productos con posibles rentabilidades más altas (o más bajas, según resulten los “condicionantes”). En mi opinión no son el producto más adecuado para el Cliente conservador.

Pero quizás ya tenga algunos conocimientos financieros y comprenda esos depósitos que acabo de comentar. Yo los llamo “depósitos complicados” y algunos verdaderamente lo son tanto que, a veces, el comercial que me lo intenta vender no los conoce bien. Esto no quiere decir que sean malos productos. Lo que sí quiero señalar es que requiere conocerlos muy bien para no tener sorpresas posteriores. La variedad de este tipo de depósitos, que pomposamente se denominan depósitos estructurados, es enorme; raro es el mes que no aparecen dos o tres en el mercado. El que quiera comprar uno de estos depósitos tiene donde elegir. Mi consejo es el de siempre: comprar solo lo que de verdad conozcamos.

Otra alternativa diferente a la de ahorrar es la invertir en algo. Hacer inversiones financieras. Aquí el abanico también es amplio y, lógicamente, el conocimiento que debo tener para saber lo que hago es mayor. Hay gente que invierte en las cosas más diversas sin tener conocimiento alguno y les va bien. Cuando esto sucede, hasta suelen presumir ante sus amistades y familiares de lo listos que son. Este tipo de “inversores”, aunque cueste creerlo, está muy extendido, y son los tontos útiles para que los especuladores engorden más sus beneficios.

Las inversiones a que me refiero en el párrafo anterior, van desde los Fondos de Inversión más conservadores, a la especulación bursátil más furibunda. A mí todo tipo de inversión que haga alguien, con conocimiento de causa, me parece fenomenal. Él sabrá lo que hace en cada momento y por qué lo hace. Las inversiones más arriesgadas, hechas por alguien que no tiene ni puñetera idea de lo que está haciendo, son lo más parecido a sacar un número de lotería o a hacer un boleto de le Euromillonaria. Este apartado de las inversiones financieras, por su variedad y extensión, creo que merece una entrada aparte.  

4 comentarios:

  1. Desgraciadamente mucha gente mete sus ahorros en productos que les prometen intereses fuera de mercado, sin tener en cuenta que "nadie da duros a peseta". Cuando alguien te ofrezca un interés muy alto, sospecha.

    Un abrazo.

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  2. Hola Armando:
    En perspectiva, es verdad que el cliente actual está más formado que el de hace unos años pero eso no significa que el común de los mortales esté capacitado para entender los cada vez más sofisticados productos de depósito que ofrecen las entidades.
    Cuanto describes muestra que se confunde lo que me puede interesar a mí como cliente de lo que le interesa colcarme al empleado. Y lo peor de todo es que sólo cuando la cosa no sale bien te remiten a la letra pequeña.
    Ay, Dios, cuando aprenderemos unos y otros.
    Un abrazo.

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  3. Hola Fernando.
    Creo que ya lo he dicho en alguna otra ocasión, pero no me importa repetirlo. Cuando comencé a preparar mis oposiciones para trabajar en una entidad financiera (hace más de cuarenta años), oí hablar por primera vez en mi vida del "principal", para referirse a lo que normalmente llamamos capital. Y la persona que se encargaba de la preparación de aquellos aspirantes, nos explicaba que lo importante siempre es el capital invertido, por eso se llamaba "principal". Los intereses son importantes, pero secundarios.
    Hoy, hay en el mercado muchos productos en los que el "principal" puede salir mermado, con el señuelo de unos hipotéticos intereses elevados.
    Un abrazo.

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  4. Hola Josep.
    Gracias, una vez más por tus comentarios. Los que como tú y yo hemos estado también en el "otro lado del mostrador", hemos constatado sobradamente la candidez y la entrega de determinado tipo de Clientes, a la hora de decidir un depósito.
    Al menos en los últimos quince años, las directrices que han estado recibiendo los equipos comerciales de los bancos y cajas, no han contemplado las necesidades del Cliente. Lo importante era conseguir el objetivo a costa de lo que fuera.
    Mi única pretensión con estos articulitos, es la de despertar en el Cliente su sentimiento de tal y su interés por conocer lo que va a hacer. Si acierta o se equivoca con conocimiento, esa es otra cuestión.
    Un abrazo.

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